Mi sangre trajo grabada las formas de su historia.
Nací marcado por la figura de mi padre (Pp, de ahora en adelante) y por su apellido.
Cuando digo la figura digo sus gestos, su voz, su color de piel, su acné, su barba, su mirada.
Y cuando digo apellido digo su apellido mutilado. Digo apellido que tiene en Internet colgada una genealogía según la cual yo no nací.
La genealogía dice que la sangre de Pp proviene de un "Guilles La Fevre, natural de Courtrai, en el antiguo condado de Flandes, que hoy forma parte del Reino de Bélgica".
Guilles. El tronco, le dicen. Seguramente tuvo muchos esclavos.
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De la isla de Hierro proviene esta foto:
Pero yo por azar ya no. En Pp se detiene la genealogía.
Él aparece, pero por error. Aunque el Humberto Febres-Cordero del árbol se refiere a él, él no es Humberto Febres-Cordero, sino Humberto Febres Cordido. Al registrarlo, mi abuelo decidió retirarle la segunda parte del apellido.
Puso como excusa que el apellido de mi abuela era muy parecido a Cordero, y la gente se iba a confundir. Pero yo estoy convencido de que lo hizo porque los Febres-Cordero son un linaje de dueños del trabajo ajeno, y a él le tocó trabajar toda la vida para otros (contándoles el dinero) hasta ser desechado.
Si un árbol genealógico fuera un árbol, habría que decir que yo crecí de una rama a la que le dieron un hachazo y cayó a la tierra.
Y bien.
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